Como papus y mamis listus que somos, queremos una merendolus con los maximus nutrientes para la batallus a la que se enfrentan cada día nuestros apreciados ñampazampas hijos. Por esa razón, buscamos aquello más ansiado por todos: los nutrientus entre parte y parte de bollo prieto de pan, mollete o telera tostada que se sale del mapa refregada de tomate, pringosa de aceite de oliva virgen extra.
A todo ello le añadimos “chaflas” de jamón ibérico con los que nuestros peques solo pueden llorar y vitorear ¡Viva Teresa Rabal y su guitarra! Porque aunque ellos no la conocieron nosotros sí y transmitimos la tradición que mola mogollón.
Porque nos negamos a cimentar la civilización occidental con pan de molde sin corteza o margarina, ni esos espantosos “muffins”, ni esas antigolosus galletas sin azúcar o avena remojada en leche. A nuestros nenes y nenas les entonamos un ¡viva la grasa y la leche entera de vaca! (siempre con moderación pero sin pedir perdón).
Pues la grasa va al cerebro y el cerebro a la grasa como las moscas a la miel. Pero sobre todo porque queremos favorecer el correcto crecimiento y desarrollo de los pitufos de la casa.
Por eso y para no complicarnos la existencia, que ya de por si ya lo es, solemos recurrir a los clásicos bocadillos de pan de barra. Tienen un alto contenido en vitaminas y fibras aporta múltiples beneficios para los más pequeños de la casa. Pero, ¿qué pasa con el embutido?
El bocata contra la lata del colegiata
Como a nostros, a nuestros hijos, les vuelven locos los embutidos. Por eso, cuando uno se encuentra con unos de calidad fetén toca gozar como un enano bosquimano.Es por esa razón que para gozar mejor comprar los de categoría.
Además los fiambres son una de las opciones más populares para la merienda de los niños. Estos son piezas de carne saladas y cocidas que se elaboran con trozos de carne y grasa procedentes de distintas partes del animal a las que se añaden féculas, gelatinas, colorantes y tejido conjuntivo.
Si metes bueno, decía mi abuela, sale bueno, por eso los mejores embutidos para bocadillos son el salchichón y el chorizo y los fiambres, el jamón y la pechuga de pavo. Toda esta chicha es capaz de obrar milagros.
Así que en Tiberia tratamos de que todo sea artesanal. Por eso trabajamos con los mejores proveedores de la zona, algunos de ellos únicos, y eso se nota en el primer mordisco.
El jamón está de muerte, al igual que a longaniza de Payés .
Ricos en proteína, fósforo y vitaminas del grupo B
Además, los embutidos son ricos en proteínas, fósforo, hierro y vitaminas del grupo B, de lo mejor para estimular el buen desarrollo cognitivo de los niños. El fósforo ayuda al crecimiento de los huesos y la vitamina B disminuye la fatiga y el cansancio.
Así que dale jamones y embutidos ibéricos de campeonato. Olvídate de literaturas y que tus hijos gocen en el recreo del placer de un bocata.
Tu niño chutará de lo lindo, después de zamparse un buen bocata de jamón, de embutidos o de loncheados cortados a mano, está que se salen del mapamundi.
Eso sí, aunque no es malo dar embutido a los niños para merendar o para el bocadillo del colegio, al igual que ocurre con todo, es mejor no abusar de ellos y complementar con fruta y productos lácteos para conseguir un mayor equilibrio. Lo que debe Tibericus mantiene lejos de su vista para sus peques es la bollería industrial. De hecho, según los expertos en nutrición, para merendar un bollo, es mejor no merendar nada.
¿Cuáles son los mejores embutidos para la merienda de los niños?
Las piezas enteras como el jamon serrano o ibérico o el jamón cocido suelen ser más recomendables por ser más magras, por poseer una grasa de mejor calidad y por contar con menos aditivos y colorantes. El jamón se cura en unas condiciones de temperatura y humedad controladas. Además es rico en proteínas y, aunque contiene grasa, ésta es saludable por ser rica en ácidos insaturados.
Poar darles choped o mortadela, mejor salchichón y el chorizo con menor nivel de colesterol malo. Porque contienen mucho colesterol del bueno, necesario para la formación de la membrana de las células y, en consecuencia, para que nuestro organismo funcione correctamente. Si además son productos curados, las grasas que contienen son en su mayoría insaturadas, por lo que no son perjudiciales en absoluto.
Resumiendo, contra el tedio del colegius, dales buen jamón, chorizo o salchichón y verás qué felices en el recreo.